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SSGT Oscar Dario Vargas-Medina

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SSGT Oscar Dario Vargas-Medina

Birth
Chicago, Cook County, Illinois, USA
Death
1 May 2004 (aged 32)
Iraq
Burial
Kissimmee, Osceola County, Florida, USA Add to Map
Memorial ID
View Source
Staff Sergeant Vargas-Medina died May 1, 2004, in Al Amarah, Iraq when his convoy was attacked. He was assigned to the Army's 84th Engineer Battalion, 25th Infantry Division (Light), Schofield Barracks, Honolulu, Hawaii. Vargas-Medina came to the United States in 1984 from Columbia to join his mother. He joined the ROTC program at Roberto Clemente High School in Chicago before entering the Army. He is survived by his mother, Francia Lopez, in Florida and two brothers. He is buried next to his grandmother.
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BUENAVENTURA LAKES --A pesar de que acostumbraba a hablar con su hijo un día sí y un día no sin importar dónde estuviera, para el Día de las Madres, Francia López no se sentará a esperar que suene el teléfono. La madre colombiana de 50 años de edad aguardará, en vez, la llegada del correo, con un último regalo de su hijo fenecido, el sargento Oscar Vargas Medina, de 32 años.

Vargas Medina, quien fuera un mecánico del Ejército, falleció el 1 de mayo al entrar su batallón, el 84 de Ingeniería, a la tumultuosa ciudad de Fallujah.

Vargas Medina había llamado por teléfono desde Irak a las 4:30 a.m. dos días antes para decir que iba de entrada a la peligrosa ciudad y que "vamos estar bajo fuego por delante y por atrás", así que probablemente esa sería su última llamada antes de entrar a la ciudad.

Sin embargo, Vargas Medina volvió a llamar a las 7:30 a.m., esta vez para recordarle con sus últimas palabras que no se había olvidado de su deber como hijo.

"Me dijo, 'Mamí, el segundo domingo de mayo es el Día de las Madres. Asegúrate que esté alguien en casa porque te he enviado una sorpresita' ", dijo López.

Ni Vargas Medina ni López sabían que ésta sería el último regalo de madres que ella recibiría de él.

"Él parece que lo presentía", dijo Cándido López, esposo de Francia por 25 años y padrastro de Vargas Medina. "Él le dijo a ella unas semanas antes: 'Si vienen unas personas del Army es porque me han matado".

Nacido en Cali, Colombia, pero ciudadano naturalizado, Vargas Medina siempre había sido valiente y fuerte, dicen sus amigos y familia.

Además de ser un excelente atleta, nadador y levantando hasta 500 libras de peso, Vargas Medina corría autos en pista y una motocicleta japonesa.

"Mi hermano no le tenía miedo a nada. Estoy seguro que él murió sin miedo", dijo Michael López, el hermano menor, de 21 años.

Los dos hermanos eran muy unidos, pasando tardes enteras arreglando el Corvette del menor. Éste planea seguir el ejemplo de su hermano mayor. Es integrante del ROTC de la Universidad de la Florida Central y planea entrar a las Fuerzas Aéreas.

Antes de que su familia, que incluye un hermana que vive en Colombia, se mudara a Buenaventura Lakes hace 10 años, vivían en Illinois, donde Oscar comenzó a interesarse en el ROTC.

"Él siempre estaba activo", recuerda su maestra, Barbara Martin, de la secundaria Roberto Clemente de Chicago. "Si tu le pedías que hiciera algo, podrías tener la certeza que lo haría".

La secundaria, con un 80 por ciento de estudiantes hispanos, hizo homenaje a Vargas Medina esta semana, y colocarán una placa a su memoria.

"Él era un tremendo atleta. Parecía un gigante", recuerda su entrenador de natación, Paul Rojas. "Los otros muchachos le decían 'RoboCop' " por su tamaño. A Vargas Medina le encantaba comer la bandeja paisa, un plato tradicional colombiano con arroz, frijoles, arepas y chorizo, entre otros ingredientes.

Tras la secundaria, el joven Vargas Medina conoció a su ex esposa, la mexicana Patricia Vargas, cuando era guardavidas en un parque de Chicago. La joven pareja pronto tuvo a Daniel, el ahora hijo de 13 años, que vive con su madre en Poinciana, y está siempre cerca de su abuela.

"Donde fuera que mi hijo estaba, siempre me llamaba a mí y al niño, 'Mami tienes que venir a Alemania, a Hawaii', me decía", recuerda López, sobre la última vez que visitó a su hijo, en la base de Hawaii en octubre del 2002.

Hasta el cierre de El Sentinel no se sabía dónde se enterraría a Vargas Medina. Sus restos permanecían en Virginia, mientras la esposa alemana de éste concordaba.

"Lo que más voy a extrañar son sus llamadas", dijo López. "Pero mi hijo quería que lo enterraramos aquí en el cementerio Osceola Memorial Gardens con su abuela", dijo su madre sollozando.

Staff Sergeant Vargas-Medina died May 1, 2004, in Al Amarah, Iraq when his convoy was attacked. He was assigned to the Army's 84th Engineer Battalion, 25th Infantry Division (Light), Schofield Barracks, Honolulu, Hawaii. Vargas-Medina came to the United States in 1984 from Columbia to join his mother. He joined the ROTC program at Roberto Clemente High School in Chicago before entering the Army. He is survived by his mother, Francia Lopez, in Florida and two brothers. He is buried next to his grandmother.
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BUENAVENTURA LAKES --A pesar de que acostumbraba a hablar con su hijo un día sí y un día no sin importar dónde estuviera, para el Día de las Madres, Francia López no se sentará a esperar que suene el teléfono. La madre colombiana de 50 años de edad aguardará, en vez, la llegada del correo, con un último regalo de su hijo fenecido, el sargento Oscar Vargas Medina, de 32 años.

Vargas Medina, quien fuera un mecánico del Ejército, falleció el 1 de mayo al entrar su batallón, el 84 de Ingeniería, a la tumultuosa ciudad de Fallujah.

Vargas Medina había llamado por teléfono desde Irak a las 4:30 a.m. dos días antes para decir que iba de entrada a la peligrosa ciudad y que "vamos estar bajo fuego por delante y por atrás", así que probablemente esa sería su última llamada antes de entrar a la ciudad.

Sin embargo, Vargas Medina volvió a llamar a las 7:30 a.m., esta vez para recordarle con sus últimas palabras que no se había olvidado de su deber como hijo.

"Me dijo, 'Mamí, el segundo domingo de mayo es el Día de las Madres. Asegúrate que esté alguien en casa porque te he enviado una sorpresita' ", dijo López.

Ni Vargas Medina ni López sabían que ésta sería el último regalo de madres que ella recibiría de él.

"Él parece que lo presentía", dijo Cándido López, esposo de Francia por 25 años y padrastro de Vargas Medina. "Él le dijo a ella unas semanas antes: 'Si vienen unas personas del Army es porque me han matado".

Nacido en Cali, Colombia, pero ciudadano naturalizado, Vargas Medina siempre había sido valiente y fuerte, dicen sus amigos y familia.

Además de ser un excelente atleta, nadador y levantando hasta 500 libras de peso, Vargas Medina corría autos en pista y una motocicleta japonesa.

"Mi hermano no le tenía miedo a nada. Estoy seguro que él murió sin miedo", dijo Michael López, el hermano menor, de 21 años.

Los dos hermanos eran muy unidos, pasando tardes enteras arreglando el Corvette del menor. Éste planea seguir el ejemplo de su hermano mayor. Es integrante del ROTC de la Universidad de la Florida Central y planea entrar a las Fuerzas Aéreas.

Antes de que su familia, que incluye un hermana que vive en Colombia, se mudara a Buenaventura Lakes hace 10 años, vivían en Illinois, donde Oscar comenzó a interesarse en el ROTC.

"Él siempre estaba activo", recuerda su maestra, Barbara Martin, de la secundaria Roberto Clemente de Chicago. "Si tu le pedías que hiciera algo, podrías tener la certeza que lo haría".

La secundaria, con un 80 por ciento de estudiantes hispanos, hizo homenaje a Vargas Medina esta semana, y colocarán una placa a su memoria.

"Él era un tremendo atleta. Parecía un gigante", recuerda su entrenador de natación, Paul Rojas. "Los otros muchachos le decían 'RoboCop' " por su tamaño. A Vargas Medina le encantaba comer la bandeja paisa, un plato tradicional colombiano con arroz, frijoles, arepas y chorizo, entre otros ingredientes.

Tras la secundaria, el joven Vargas Medina conoció a su ex esposa, la mexicana Patricia Vargas, cuando era guardavidas en un parque de Chicago. La joven pareja pronto tuvo a Daniel, el ahora hijo de 13 años, que vive con su madre en Poinciana, y está siempre cerca de su abuela.

"Donde fuera que mi hijo estaba, siempre me llamaba a mí y al niño, 'Mami tienes que venir a Alemania, a Hawaii', me decía", recuerda López, sobre la última vez que visitó a su hijo, en la base de Hawaii en octubre del 2002.

Hasta el cierre de El Sentinel no se sabía dónde se enterraría a Vargas Medina. Sus restos permanecían en Virginia, mientras la esposa alemana de éste concordaba.

"Lo que más voy a extrañar son sus llamadas", dijo López. "Pero mi hijo quería que lo enterraramos aquí en el cementerio Osceola Memorial Gardens con su abuela", dijo su madre sollozando.


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